Por : Cristian Alejandro Toncheff Ferberovich
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Cristian A Toncheff Ferberovich Barça Academy Rumanía |
A lo largo de mi camino como futbolista profesional y, actualmente, como formador y coordinador en la Barça Academy Romania, he observado una constante: no todos los jugadores aprenden igual. Algunos captan rápido conceptos técnicos o tácticos. Otros necesitan más tiempo. ¿Qué factores explican esta diferencia?
Hoy quiero compartir una mirada integral —desde la biología, la psicología y el entorno— sobre por qué aprendemos a distintos ritmos. Y por qué, como dice Carol Dweck en su libro Mindset, el verdadero talento no es solo lo que uno tiene, sino la capacidad de aprender.
1. Factores biológicos: el cuerpo como plataforma del aprendizaje
La ciencia nos enseña que el cerebro es plástico: se adapta, cambia y se moldea con la experiencia. Esta plasticidad es clave en el aprendizaje motor, cognitivo y emocional. Dormir bien, comer adecuadamente y moverse son tan importantes como estudiar una táctica o practicar un pase.
Ejemplo inspirador:
Lionel Messi, con un diagnóstico médico que parecía un obstáculo, desarrolló habilidades motoras y cognitivas extraordinarias. No fue solo talento natural, sino una capacidad inmensa para aprender, adaptarse y perfeccionarse.
2. Factores psicológicos: la mentalidad lo es todo
Aquí coincido plenamente con la Dra. Carol Dweck. En Mindset, ella sostiene que “el talento” es, en esencia, la capacidad de aprender. Aquellos que creen que pueden mejorar con esfuerzo —lo que ella llama “mentalidad de crecimiento”— logran desarrollarse más allá de lo que parecía posible.
Ejemplo icónico:
Michael Jordan no fue seleccionado en su equipo escolar. Lejos de rendirse, usó ese revés como motivación para superarse. Su historia nos recuerda que el aprendizaje está íntimamente vinculado con la actitud frente al error.
En mi experiencia, los jugadores que se animan a equivocarse, que ven cada fallo como una oportunidad, terminan destacándose más que los que temen fallar.
3. Factores ambientales: el entorno sí importa
El contexto donde crecemos y entrenamos puede acelerar o frenar el aprendizaje. Un entorno seguro, estimulante y emocionalmente positivo permite explorar, fallar y volver a intentar.
Veo cómo chicos que llegan tímidos o con inseguridades cambian radicalmente en cuestión de meses. Cuando sienten que se les escucha, que pueden expresarse y que el error no es castigado, aparecen la creatividad, la confianza y, claro, el aprendizaje.
También es fundamental adaptar el método al estilo de cada jugador. Hay quienes aprenden viendo, otros haciendo, otros escuchando. Como formadores, debemos estar atentos a esas señales.
El talento es aprender… y nunca dejar de hacerlo
No se trata solo de quién aprende más rápido, sino de quién no deja de aprender. El talento no es estático. Es una combinación de biología, mente y contexto. Y, sobre todo, es la voluntad de mejorar cada día.
Mi misión como entrenador no es solo formar jugadores, sino formar aprendices de por vida.
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Excelente Articulo
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